Este post va a ser rápido porque estoy recién llegado del trabajo y quiero dormir, pero no me quiero quedar sin rescatar algo de suma y vital importancia. Sepan disculpar la redacción desordenada, poco elegante y carente de aura.
Hace un rato estaba leyendo los Tweets sobre Colorado y la masacre que anoche tomó lugar en la premiere de Batman. La verdad adoro Twitter porque el humor es ácido, ágil e ingenioso. Como usuario me he dado cuenta de que somos unos cuantos los que día a día elegimos la palabra como método terapéutico y me fascina identificarme en la elocuente discursiva de muchos de los otros usuarios. Encontrarme con gente de similares intereses y compartir su sarcasmo y suspicacia me hace un adicto perdido en esa red social.
Pero esta vez los chistes - si bien, como siempre, ocurrentes - tomaron otra dimensión en mi concepción de la realidad. Esta vez mataron a catorce personas. Por otro lado mi tía vive en Denver. Lo cierto es que esta mañana me asusté un poco y no pude menos que llamarla. Por fortuna se encontraba bien.
El hecho al que apunto es el siguiente. A veces me da la sensación de que en ciertas oportunidades perdemos sensibilidad y nos vamos un poco ´de mambo´. Ojo! Yo no soy la excepción! Pero me parece que en algun momento sería bueno invertir toda esta creatividad en algo útil. Sé que no es fácil librarse de las tentaciones del ego, de las bondades del sarcasmo y del crédito que nos proporciona la oratoria inteligente. Díganmelo a mí, que conozco sus recompensas! Pero pensándolo una vez más: sería interesante que Twitter fuera el puntapié para generar ciudadanos más preparados y competentes, menos mediocres, menos conformistas. Queremos ser intolerantes? Sí, claro. Pero esta vez no queremos serlo con aquellos que inocentemente ostentan sus diferencias antes nuestras narices en la cotidianeidad de nuestras actividades diarias - pues bien sabido es que las mucamas y los ´grasas´ son material inagotable de entretenimiento-. Esta vez queremos y debemos ser intolerantes con los incesantes intentos de quienes permanentemente censuran nuestro entendimiento y pretenden gobernar nuestras libertades desde las más altas esferas administrativas.
Cuándo vamos a aprovechar las herramientas que tenemos para construir? Los argentinos tenemos habilidad y tenemos astucia. Tenemos carisma, tenemos pasión. Por qué desperdiciar todas estas virtudes una y otra vez, generación tras generación? Seguiremos eligiendo el camino de la resignación o nos volveremos contra la historia en un intento por tomar conciencia de nuestras aptitudes? Demostrémosles que somos más que un manojo de oligarcas o un buen ramillete de zurdos. Seamos inteligentes. Seamos punzantes. Actuemos con agudeza. Recursos nos sobran! Pero a veces también nos sobra orgullo.
Porque creo en la aristocracia - como saben mis seguidores - pero más creo en la sofocracia, recordemos: las palabras tienen un poder infinito; cuando quien las usa lo hace con conocimiento, con arte... y con gracia.
